Algo sobre lo que hacer pie
Valentina Lamas se pregunta cómo es que a veces lo sólido deja de sostenernos, si es que alguna vez lo hizo.
I
Lo que me pasa no es algo cerrado. Es el líquido flotante de las lámparas de neón en habitaciones de series yankees. Bolas color violeta que se pegan y se estiran.
II
Lava que avanza lenta, rabiosa de no volar, convierte en ceniza el piso.
III
A veces me atasco y busco seguir camino descubriendo el agujero para reptar. Busco la falla: qué, qué, qué, por qué, como cavando en caída libre.
IV
A veces me envuelvo y me acurruco en el centro de un remolino. Tengo la idea de que con el movimiento desencajado nadie ve, aunque todos miran. A veces es como tener un sótano en la cabeza.
V
Estoy intentando ser sincera. Evito la reacción automática y busco conectar con algo propio ante el estímulo. Ahora, después de eso, no hay nada, no encuentro. Me quedo encerrada con los ojos para adentro, girados en 180 grados.
Me encandila una voz azul, una sirena de policía que grita: vos no, vos no, vos no.
VI
Estoy dispuesta a desaparecer para castigar a otros.
VII
Quiero preguntarle a la psicóloga, ¿por qué tanto sufrimiento? Me da miedo de reírme apenas termine la oración, o cuando diga la palabra sufrimiento. Reemplacé la pregunta por:
Si vos tuvieras que presentar mi caso, ¿qué dirías que le pasa a esa chica? ¿cómo estructurarías el diagnostico?
VIII
Puedo ser muy fría. Cuando los ojos giran y la sirena suena, se prende un instinto de supervivencia que entendió mal la consigna de su existencia. Puedo obligarme a perder el gusto por las cosas. Puedo pensar que la única amiga que me conoce desde los 11 años y tiene mi apellido tatuado en azul en la pierna, casi en el pie, me entró a robar a mi casa. Puedo estar convencida de que el primer hombre que me invita a un recital, inventó una muerte ese mismo día porque se arrepintió. Es sólo una forma intermitente de pasarla mal
IX
Mi mamá me dijo que lo que me pasa a mí con el amor es que no lo veo, por eso no lo siento.
X
Lo que me pasa está en el mismo lugar al que llega el ruido de un plato de vidrio que cae y estalla en el piso de la cocina. Me hace levantar una rodilla, y las manos con las palmas hacia afuera, con la boca en punta, cerrando casi del todo los ojos, paralizando con un estruendo agudo. Es apretar los dientes y el freno a medias, muy cerca de la patente del auto de enfrente.
XI
Estoy aprendiendo que las certezas chiquitas no sirven para nada. Hoy incorporé una más o menos grande: los ojos girados para arriba, buscando el brillo, me quitan eficacia. No se puede fantasear todo el tiempo.
XII
Lo que me pasa es que busco algo sobre lo que hacer pie.
XIII
Lo que me pasa es que quiero un piso para apoyar un pie, tener un piso para apoyar dos pies si quiero.
XIV
Lo que me pasa es que busco algo sólido adentro, y tengo un gotero en la garganta y en el pecho agua. Eso es lo que veo.
Valentina Lamas nació en Venado Tuerto en 1999. Creció en España y en Rafaela (Santa Fe). Estudia Comunicación Social en la UBA. Trabaja manejando redes sociales de proyectos literarios y culturales y hace talleres literarios. Formó parte con un texto del libro Intranquilas y venenosas de Olivia Gallo y Tamara Talesnik publicado por Odelia Editora.